Cuando uno de sus padres se muda a vivir con usted

Le explicamos cómo sobrellevar las potenciales dificultades emocionales y financieras. 

Conclusiones esenciales

✓  Haga participar a toda la familia en su planificación.  

✓  Entienda las necesidades de su(s) padre(s). 

✓  Tome en cuenta tanto las consecuencias financieras como las emocionales. 

✓  Busque a alguien que le ayude a brindarle la atención necesaria, si lo necesita. 

Cada vez más, los hijos adultos están recibiendo a sus padres ancianos en su casa, en especial en culturas donde eso no se acostumbraba.  

Puede tratarse de que los padres vendan su casa para sacar más provecho de sus ahorros para la jubilación. Un padre o una madre que perdió a su cónyuge podría sentir soledad, querer estar más presente en la vida de sus hijos o incluso optar por ser la persona principal a cargo del cuidado de un niño pequeño. Muchas veces, los padres de edad avanzada simplemente no pueden seguir viviendo solos, pero la familia no está lista para llevarlos a una vivienda de residencia asistida, incluso cuando esa posibilidad existe en el lugar donde viven. 

Llevar a vivir a uno de los padres a casa puede parecer un acto supremo de compasión, pero cuidar a un padre o una madre ancianos también puede ser un sacrificio considerable para todas las personas involucradas. Antes de preparar una habitación para uno de sus padres, es importante asegurarse de que todos entiendan la situación y sopesen las ventajas y las desventajas. También es esencial contar con un plan realista para el futuro, porque es casi seguro que la situación cambiará —probablemente, de maneras que harán más difícil tomar decisiones—. 

Encuentre puntos en común. A pesar de sus buenas intenciones, quizá a su padre o madre no le agrade tanto tener que vivir en su casa como a usted le agrada que él o ella esté allí. O puede suceder lo contrario: tal vez sea usted quien esté en duda. De cualquier modo, es importante que usted y su progenitor tengan en claro tanto sus metas como sus inquietudes. Para comenzar, conversen sobre por qué se mudará a vivir con usted y qué provecho espera cada uno sacar de ello —y qué pueden llegar a perder—. 

Haga participar a toda la familia. Asegúrese de que su pareja y sus hijos estén de acuerdo con la idea de que un pariente anciano vaya a vivir con ustedes. Si no lo están, escuche sus inquietudes e intente darles respuesta. Además, incorpore a otros hermanos suyos adultos al proceso de toma de decisiones, aunque no vivan con usted. Es posible que tengan opiniones firmes sobre qué debe hacerse con su progenitor, y es mejor incluirlos desde un primer momento que enfrentar tensiones más adelante. 

Entienda las necesidades de su padre o su madre. Si su padre o su madre va a mudarse con usted por problemas de salud, debe tomar en consideración cuánta atención necesita ahora y cuánta necesitará en el futuro. ¿Es más de la que usted y otros integrantes de su familia pueden darle? De ser así, ¿qué grado de atención necesitará? Un especialista en envejecimiento en casa o un terapeuta ocupacional pueden darle una opinión objetiva sobre la situación de su ser querido y qué puede esperar en los siguientes meses y años. 

Planifiquen juntos. Si su padre o madre va a necesitar atención adicional, conversen sobre cómo será. Parte de esa conversación puede cubrir cuestiones financieras: si necesita atención especializada, ¿quién la pagará? La conversación también puede considerar el futuro a más largo plazo. Por ejemplo, quizá les convenga ponerse de acuerdo sobre recurrir a una vivienda de residencia asistida si la salud o las capacidades mentales empeoran. Asegúrese de contemplar esas decisiones tanto desde el punto de vista de su padre o su madre como desde el suyo. Incluso si usted tomó la decisión firme de cuidar a su ser querido hasta el final de sus días, sin importar cuán difícil sea, la persona podría no sentirse cómoda con que usted asuma esa responsabilidad. 

Conversen sobre el dinero. Hable con su padre o madre sobre su situación financiera. ¿Tiene dinero (pueden ser también recibos de programas del Gobierno) que puedan aportar a la familia? Si su capacidad económica es limitada, busque otras maneras en que pueda colaborar —por ejemplo, preparar algunas comidas durante la semana o ayudarle a cuidar a los niños después de la escuela—. También conversen sobre quién pagará su atención médica ahora y en el futuro. Si usted tiene hermanos, hable con ellos sobre la mejor manera de dividir esos gastos. Trabajen juntos en la modificación del presupuesto de su familia de modo que refleje esa nueva realidad financiera y busque maneras de que sus hermanos hagan su parte en el cuidado de su padre o su madre. 

Haga lugar en su casa que los beneficie a su ser querido y a usted. Agregar un apartamento adicional o convertir el despacho del primer piso en un dormitorio, si bien puede costar mucho dinero, podría darles la privacidad y comodidad necesarias a todas las personas de la casa —y su padre o madre podrían usar parte de sus ahorros jubilatorios para ayudar a financiar esa considerable renovación—. También consideren las renovaciones necesarias para “envejecer en casa”, que podrían tratarse de cambiar la distribución para poder vivir en un solo piso y así evitar escaleras, modificar baños para que sean más accesibles, instalar iluminación adecuada en toda la casa y ensanchar puertas y entradas para que quepan sillas de ruedas o andadores. 

También tenga en cuenta que la nueva situación de convivencia podría darle algunos beneficios fiscales.  

Los requisitos de asistencia a familiares o padres pueden ser complicados y varían de un país a otro, pero no olvide consultar a su asesor sobre su situación. 

Por último, ofrezca ayuda y pídala. Si bien forman parte de la misma familia, que su padre o su madre se muden a su casa puede ser un gran cambio. Encuentre formas de que participe en la comunidad para que se sienta a gusto. Consulte con grupos comunitarios (incluidos grupos religiosos) o busque en bibliotecas locales información sobre programas o clases que puedan ser de su interés. No olvide cuidar también de usted. Si su padre o su madre necesitan más atención de la que usted puede darle, busque opciones tales como cuidadores de jornada completa o servicios de asistencia o de compañía de media jornada. 

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